Por: Carolina Giraldo Gomez.

Hace más de 38 años, entre directivos de la entonces Corporación Universitaria Autónoma de Occidente, se convocó a una reunión para generar propuestas de cómo conmemorar los primeros 15 años de historia, labor y servicio de la Institución.

Roberto Navarro Sánchez, miembro del Consejo, propuso usar los recursos presupuestales de la Corporación, para ayudar a una de las comunidades más desfavorecidas de Cali, el Distrito de Aguablanca. Esta iniciativa fue acogida con entusiasmo por parte del rector, Luis H. Pérez, y demás miembros del Consejo Superior, dando lugar a la creación del programa Proyecto Aguablanca, que hoy conocemos como Fundautónoma.

Desde sus inicios, la Fundación ha concentrado esfuerzos en abordar las diferentes problemáticas y necesidades que tiene la comunidad, tales como, el bajo acceso a la educación, altos niveles de analfabetismo, infraestructuras inadecuadas, escasez de servicios básicos, estigmatización y poca formalidad laboral, entre muchas otras. Por ello, desde los programas de formación, educación y fortalecimiento de habilidades psicosociales, Fundautónoma busca incidir efectivamente en la calidad de vida y el desarrollo integral de la comunidad de El Poblado II de Cali.

Con la intención de garantizar un impacto real, anualmente la Fundación actualiza sus programas y proyectos de acuerdo a las necesidades fluctuantes del entorno, que fueron identificadas en la comunidad, beneficiando así a los diferentes grupos etarios a través de: el Programa Social Integral, dirigido a jóvenes entre los 15 y 19 años; el Programa de Atención Complementaria a niños, niñas y adolescentes, para niños entre los 7 y los 14 años; el Programa Social LAB, encaminado a la generación conjunta de conocimiento entre la UAO y los jóvenes de la comunidad, el Comedor Comunitario, que brinda un plato de comida saludable a todos sus beneficiarios y el Programa de Atención Complementaria al Adulto Mayor.

Tal ha sido el impacto de la Fundación durante los más de 20 años de intervención comunitaria, que, para garantizar la calidad y mejora continua de los programas ofrecidos a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, inició en marzo de 2021, la intervención estructural de la sede operativa, esperando hacer de la Fundación un espacio cada vez más agradable, confortable y completo para cada uno de sus beneficiarios y colaboradores.

Por ello, después de casi dos años de trabajo, sus instalaciones se encuentran en condiciones óptimas para el desarrollo de su quehacer institucional, pues durante tres fases de mejora y reparación, se intervinieron la cubierta del edificio y el kiosco central; se remodelaron los espacios del primer y segundo piso de la edificación, cocina, cocineta, oficina, bodega, baños y salones; y, finalmente, se mejoró la infraestructura exterior, modificando andenes, cubiertas, huerto y parqueadero.

En el 2022 culminaron la fase uno y dos del proyecto y se logró un avance del 80% de la fase tres. Todo esto fue posible gracias al respaldo, acompañamiento y patrocinio de la Universidad Autónoma de Occidente.